lunes, 11 de octubre de 2010

El fantasma



La palabra que más tiempo ocupó esta semana mi mente fue Buscar.
Ánimo, médico especialista, gatos superados, buenos deseos...territorio seguro. De todo buscamos P. y yo para aminorar la congoja por la inexorable ceguera de Romeo. De un chispazo recordé las palabras del médico prediciendo que el día que Romeo saliera de casa y se topara con otros gatos habría problemas.
Es curioso como los discursos tristes los recordamos por capítulos y los detalles cobran brillo con el tiempo. Hace tres días el Sr. O, mi esposo, salió de viaje muy temprano, hacía frío. Después de despedirlo fui a la cocina para preparar el almuerzo que P. llevaría al colegio y pasado un rato escuché a Romeo maullar a lo lejos. Recorrí la casa y al no encontrarlo bajé hasta la puerta y me percaté que el sonido venía de afuera. Abrí la puerta y allí estaba, solo y helado. Debió escurrirse al abrir la puerta cuando a gritos le recordaba al Sr. O que no olvidara llamarme al llegar al aeropuerto. Lo metí de inmediato y la preocupación me invadió.
Recordé al médico: “Hay que cuidar que no salga porque al no poder ver las amenazas de otros gatos cuidando su territorio lo lastimarán. Los diez o doce gatos blancos que viven en el monte desfilaron por mi mente como fantasmas en carrusel mostrando sus colmillos y sus orejas arqueadas hacia atrás, desafiantes.
Por la tarde llamé a P. y juntas escarbamos en el arenero de Romeo recolectando los polvorones que se forman con la arena mojada de orines. Juntamos en una bolsa todos los que encontramos y los llevamos afuera de la casa. Recorrimos la periferia del jardín compartido marcando conscientemente el territorio virtual de Romeo. Tomábamos con una palita uno a la vez y lo pisábamos al elegir el sitio. Las dos ignorábamos si funcionaría, pero  a mi me pareció sensato ayudarlo a señalar lo que por derecho humano le concedíamos al vivir con nosotros. El bienestar de Romeo nos llevó a marcar los lugares más diversos: jardín, barda, maceta, llanta, juego infantil ¿será que los gatos recorren de este modo los alrededores?.. Imaginaba a los gatos hablando entre si sobre el nuevo inquilino. A P. le divirtió la idea de crear juntas la leyenda del gato más feroz, nunca visto.
Contar la historia de Romeo y buscar ayuda no ha sido algo sencillo, hay que elegir a personas sensibles con los animales entre el ir y venir de la oficina, el supermercado, las llamadas del jefe apurando un tema, preparativos para el desayuno de cumpleaños de P. y de pronto, en el lugar menos pensado una colega me ha contado cómo su vieja perrita se ha golpeado un ojo y le ha quedado hecho un desastre. Estaba desesperada buscando un especialista y lo había encontrado. En solidaridad a su confianza le conté mi situación. Por la tarde ya tenía en mi correo electrónico el teléfono y la dirección de un maravilloso oftalmólogo de animales.Me reconfortó no sentirme sola al mirar el piso viéndole jugar desde las alturas del mundo adulto. Mi padre ha insistido y me asegura que de camino a mi casa ha visto a los fantasmas blancos ser seguidos por una camada de gatitos entre los que iba uno amarillo."¿Y si lo cambias?" me ha sugerido..."Romeo se queda en casa" sentencié. 
La semana termina con Romeo subiendo las escaleras, bajando a comer cuando escucha cucharas en la cocina y forcejeando mientras intento suministrarle las gotas o aplicarle la pomada en los ojos. Ha descubierto el sofá amarillo del Sr. O, problemas. Querido Romeo: ¿Cómo te explico que deberías cooperar? Te amo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario